Egipto: Mucho más que faraones

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lunes, 28 de octubre de 2013

Objetivo: coptos

'El Informador' de México me sigue demostrando más cariño que mi propio país y me publica mi tercer reportaje, sobre cómo está viviendo la población copta los últimos sucesos que les tienen como tristes protagonistas. 

Al no poder salir entero por falta de espacio (el papel es el que manda) os dejo aquí el artículo entero. 

Las bodas en Egipto son tremendamente escandalosas. Ya sean compromisos de musulmanes o cristianos, la comitiva de familiares y amigos que festejan con fuegos artificiales y pitidos de claxon hace imposible que un transeúnte ajeno a la fiesta no se sienta un poco partícipe de la alegría de una boda.

Lo mismo se preparaba esta semana hasta que la alegría se torno en llanto. A las puertas de la iglesia de Nuestra Señora en Uarak al Hadra -famosa porque hace unos años se anunció una aparición de la Virgen- dos encapuchados en motocicleta la emprendía a disparos contra la comitiva nupcial. El resultado fue de cinco muertos, incluyendo el herido que moría el pasado jueves y a una niña de ochos años, más los 17 heridos.

El ataque a la población copta por motivos puramente religiosos no es una novedad, en especial en los últimos meses. Aunque nadie puede a día de hoy señalar a los Hermanos Musulmanes y seguidores afines como responsables de estos hechos –incluso realizaron un comunicado dando el pésame a los afectados y atacando la falta de seguridad del Estado-, lo cierto es que desde que el Papa copto Teodoro II saliera apoyando públicamente el derrocamiento de Morsi, los ataques contra esta comunidad han aumentado.

Como ejemplos, en septiembre, el obispo de Minya, provincia del Alto Egipto, salía ileso de un atentado también con disparos cuando acudía a dar el pésame en un funeral. Precisamente esta provincia es una de las más castigadas por la violencia fanática, protagonista de saqueos y destrozos en iglesias y propiedades coptas que se suman a las más de 40 iglesias quemadas y 23 robadas desde el pasado 14 de agosto.

“Somos objetivos a matar, y no sólo desde ahora, desde la época de Sadat. Esto es como un proceso acumulativo que empieza hace décadas, pero que bajo el gobierno de Morsi y ahora se ha fanatizado y acentuado. Ahora cada vez hay más niños muertos, saqueos y violencia”, explica con pesar Adel Salib, de 63 años. Él es dueño del bazar más grande del barrio copto de El Cairo, lugar conocido por turistas pues allí se esconden las iglesias más antiguas de Egipto y con más historia sagrada.

Discriminados por el gobierno de Mubarak y con un sentimiento que todos califican como de persecución bajo el de Morsi, los coptos aspiran a un futuro mejor. “En la época de Morsi teníamos mucho miedo, era una pesadilla, algunos no realizaban todos los oficios de nuestra religión por miedo”, relata comenta Croles Romani, de 20 años, tras salir de la misa de una de las iglesias más conocidas de El Cairo, la iglesia colgante.

“Los Hermanos Musulmanes  miran a los cristianos como un pueblo de idólatras que no merece respeto. Por esto nos persiguieron durante su gobierno y muchos teníamos auténtico miedo. Pero hemos rezado para que esto pasara y Dios nos ha escuchado. Ahora esperamos que la situación mejore. Después de Morsi, sus seguidores nos acusan de ser parte determinante de los que los han derrocado y por eso también nos atacan, pero siento que esto es como una prueba de Dios, así seremos más fuertes  en nuestras convicciones y, al final, estoy seguro que esto pasará también”.

Delante de todas ellas hoy se mezclan los clásicos policías turísticos con agentes especiales, parapetados en furgonetas o tras vallas metálicas. Todo ello hace obligatorio una pregunta: ¿Se sienten más seguros? Aunque a principios de mes Amnistía Internacional denunciaba la falta de seguridad que sufría esta población, parece que las cosas van mejorando de forma muy lenta, quizá demasiado lentas.

“Hay seguridad delante de las iglesias las 24 horas del día, pero si pasa algo la reacción no es tan rápida como debería. Especialmente en lo que respecta al número de efectivos. Cuando pedimos más policía resulta que ni son suficientes ni llegan rápido, aunque últimamente parece que quieren mejorar la seguridad”, comenta Romani.

A su lado, Akram Younes se hace con un poco de pan para su hijo pequeño. Para él, la verdadera protección es la divina, ya que califica a la terrenal como bastante “débil”. “Estamos bajo la protección de Dios, es Él el que decide y es nuestra mejor seguridad”, afirma.

“¿Sabes qué es lo mejor de todo esto?”, comenta Salib, sentado y pendiente por una parte a las preguntas y por otra a la gente que pasa, pues se cuida de vigilar su pasadizo, su negocio, toda su vida de “fanáticos violentos”. “Lo mejor es saber  que la gran mayoría de los musulmanes normales, moderados y verdaderos creyentes están con nosotros. Todos formamos parte de esta tela que compone el tejido de Egipto, nuestro pueblo. Todos somos egipcios por encima de religiones y los verdaderos patriotas no quieren que muera uno de los suyos. Por ello, los musulmanes moderamos, que son la mayoría, sienten la muerte de un cristiano como si ellos fueran también cristianos y así nos lo muestran”.

Palabras que apoya Romani: “Los violentos se desenmascaran solos y esto nos ha ayudado a no ser una minoría en Egipto. Formamos parte de la mayoría respetuosa y creyente y esto nos hace más fuertes”.

miércoles, 23 de octubre de 2013

Amor: el tabú

'Desayuno con diamantes'
Hoy me preguntaba una amiga sobre qué era lo más complicado a lo que me tenía que acostumbrar en Egipto. Hay varias respuestas a esto. La propia forma de vida, el peso de la familia cuando llegas de una sociedad más independiente, la violencia fanática que se intenta imponer a una gran mayoría cansada que quiere vivir en paz, la pobreza que lleva a niños y ancianos con la cara sucia a intentar venderte un paquete de pañuelos, la religión omnipresente, la vida de muchas mujeres, la nula reglamentación en negocios, precios o conducción... 

Pero si alguien lee estas líneas y quiere que me detenga en estos puntos tendrá que esperar a siguientes posts. Porque una de las cosas que más me está costando digerir es algo tan etéreo y tan poco comentado como la forma de vivir el amor. 

Me explico. Me encuentro en esa fase a la que psicólogos como el estadounidense Robert Sternberg -esta gente siempre es muy dada a poner nombre a todo-, llama 'amor romántico', es decir, ese momento edulcorante, bobo, cegador y rápidamente pasajero que vive toda pareja al principio de la relación.

Es también esa etapa que todos intentamos alargar sin éxito y a la que pronto la sustituyen vacíos comunicativos sazonados con preguntas al estilo: '¿Qué hay en la tele?', '¿qué hay para comer?' o 'necesito comprar ropa, a ver si salimos a dar una vuelta' (añadan ustedes las que quieran); la pronta necesidad de estar con los amigos para no aburrirte como una ostra y la cada vez más agobiante sensación de que cada vez se hacen menos cosas juntos (o por lo menos se piensa con nostalgia que 'ya no es como antes').

Antes de llegar a estos momentos de cariño e intimidad sin pasión, en la fase de ese 'amor romántico' uno se encuentra con un beso inesperado en un lugar inesperado, con la suave caricia en una rodilla, en la mano, en el cuello, leve pero que indica que estás ahí, que estás por la otra persona. Pequeños gestos que a una, con mucho cine a sus espaldas y con un toque ñoño que reluce alguna vez -cada vez menos, eso sí- hacen que le den vida a la relación. Esto, claro, si no vives en Egipto.

Cuando ves a las jóvenes parejas egipcias o vives una relación aquí, esos momentos que dan vidilla a esa fase tonta tienen que ser de puertas para dentro. Y a veces esto le quita la gracia, la sorpresa y el ánimo. Muchos me dicen a esto que todo amor es privado, cierto, no hablo de practicar sexo en plena calle, pero que lleves meses sin ver a tu pareja y que cuando está delante de ti te dé un formal apretón de manos o un volátil beso mejillero hace que se caiga el alma a los pies a los que estamos en fase boba.

Y a todo ello me viene recurrente la frase de John Lennon: "Vivimos en un mundo donde nos escondemos para hacer el amor, mientras la violencia se practica a plena luz del día".

Mientras que es mejor que la mujer no vaya enseñando hombros -uys, qué malo- o que un simple contacto puede convertirte a vista de los demás en una vulgar prostituta mientras tu pareja cae en la vergüenza extrema que da tal 'aberrante' gesto del beso en la calle; nadie se plantea que sean más duras las leyes escritas y morales sobre dejar de matarse en nombre de un líder, una secta o un Dios; que muchos se casen jóvenes con mujeres a las que no han conseguido ver la cara por completo mientras su edad les pide sexo y su corazón anhela, con suerte, una vida feliz con la completa desconocida o que sea imposible celebrar una velada romántica en un bonito hotel si no llevas el papel de casado pegado a la frente.

Pasemos a la parte más seria



Egipto no es el único país con este tipo de tabúes. La semana pasada muchos medios informaban sobre un hecho 'espeluznante'. Dos menores -chico y chica, porque si encima hay una muestra de afecto entre homosexuales pobre de ti- se besaban a la puerta de su instituto. Tal insulto a la moral de muchos que parece no se comen una rosca llevó a denunciar a los jóvenes.

La represión sexual me enturbia en entendimiento. Ver el amor y el sexo, necesidades de todo ser vivo, como algo tan limitado a mi entender no lo hace más o menos respetable, algo que va en las personas, sino que hace que las necesidades se consuman de otras formas. Y algunas son extremas. Éstas llevan el nombre del sufrimiento pasado por Yasmine el Baramawy (ver vídeo), Lara Logan o Mona Elthawy. Incluso se puede ver en películas egipcias como 'El Cairo 678' o 'Mujeres de El Cairo'. La violencia contra la mujer, los abusos hacia ellas tendría que ser el gran tema a debate y no si te das un beso en plena calle. 

Es curioso que muchos de los países más puritanos sean donde más se comenten estos actos. En Egipto, según los datos del Centro Egipcio para los Derechos de las Mujeres, "en 2008, el 83% de las mujeres confesaba haber sufrido algún tipo de abuso sexual y el 62% de los hombres admitía haber cometido alguno". Y gentuza como el clérigo Abú Islam, diciendo a los medios que "las mujeres que van a las protestar en Tahrir son prostitutas que buscan ser violadas”, tendrían que ser los actos reprobables y condenados, no sólo por ley, sino también por moral. 

lunes, 7 de octubre de 2013

Celebración teñida de sangre

Ayer Egipto celebraba un año más su 6 de octubre de 1973, año en el que una guerra era el principio de la consecución de lo que habían perdido en otra a manos de Israel: la península del Sinaí. Cierto que la guerra la perdieron, pero el refrán dice que 'no es como empieza el partido, sino como acaba' y para los egipcios es una victoria en toda regla. Pero además, ayer se volvía a demostrar el apoyo al ejército de hoy en día, en una nueva muestra de esa división social que, lástima para los más agoreros, no tiene pinta de terminar ni en guerra civil ni en nada por el estilo. ¿Quieren saber más? Les dejo mi artículo publicado en la edición de hoy del periódico mexicano 'EL INFORMADOR'.

Entrada en la plaza Tahrir
EL CAIRO.- “No van a dejarnos en paz ni quieren que Egipto se recupere”, dice un serio Mohamed Bakr, de 31 años y guía egipcio de habla hispana, cuando escucha por la radio la última cifra de muertos del domingo en El Cairo y pueblos de alrededor. En total son 44 muertos y 209 heridos según las autoridades: 25 decesos en El Cairo—entre enfrentamientos entre los pro y contra Mohamed Morsi—, 15 en Giza y el resto dispersados en otros puntos del país.

Ayer domingo fue un día especial para Egipto: el 40 aniversario de la guerra delYomKipur.Un 6 de octubre de 1973 Egipto y Siria se unían para arrebatar a Israel lo que antes éstos habían conseguido por las armas en el conflicto de 1967, los Altos del Golán y la Península del Sinaí.

Los libros de Historia recuerdan que tras el ataque inicial el día de la fiesta más sagrada para los hebreos, el YomKipur, Israel supo reponerse y repeler dicho ataque en la que fue la última gran guerra contra sus  vecinos árabes. En aquellos momentos, y bajo mando de Anuar el Sadat, Egipto recuperó apenas 10 kilómetros con el uso de la fuerza. La victoria llegaría años después, mediante acuerdos de paz que le  llevaron a recuperar la península entera. Los Altos del Golán no corrieron la misma suerte.

Desde entonces, el gran país árabe celebra y glorifica la victoria de su Ejército y lo que es más importante, “el orgullo como país”, recuerda un veterano copto de aquellos años. Pero ayer, mientras las banderas rojas, blancas y negras competían en edificios y coches por ser las más grandes y bonitas, se celebró otra “lucha”.
Esta vez interna, la que más puede doler a un país profundamente nacionalista como es Egipto.

Ayer, niños y mayores lucieron la cara con los colores nacionales en una deshilvanada cola a la única
entrada a la famosa plaza de Tahrir. El resto de accesos fueron cercados por tanques y espinos del Ejército, y para entrar desde una estrecha calle los habitantes fueron revisados para que no haya más disturbios.

Dentro, el recuerdo de la victoria se mezcla con el del derrocamiento del Hermano Musulmán, Mohamed Morsi el 3 de julio. Los allí concentrados, que a media tarde ya llenaban la inmensa plaza, se abalanzaron a los micrófonos de medios extranjeros, volviendo a explicar que no fue un golpe de Estado, sino un golpe civil contra un gobierno antidemocrático.

“Yo soy profundamente religioso”, comenta orgulloso Mahmoud Mohamed, un señor con chilaba gris y turbante blanco de 69 años. “Los egipcios somos un mismo cuerpo y como musulmán respeto todas las religiones, pero con los Hermanos Musulmanes en el poder ellos, que dicen ser verdaderos musulmanes,
no respetaron nada y nos enfrentaron unos a otros, por eso estoy aquí, para celebrar que nuestro Ejército nos devolvió el honor en el 73 y lo ha vuelto a hacer ahora”.

Los Hermanos Musulmanes no claudican

Manifestación de los HHMM
ELCAIRO.-Y mientras había fiesta entre tanques, los Hermanos Musulmanes cumplieron su promesa de salir a la calle. A primera hora de la mañana se concentraban pequeñas manifestaciones de unas 200 personas que clamaban por sus hermanos muertos, mientras gritaban a cualquier extranjero con cámara de fotos.

Fue más entrada la noche cuando estasmanifestaciones se convirtieron en violencia principalmente en la plaza de Ramsis, ante la imposibilidad de volver aRabia, la plaza de las acampadas tomada totalmente por el Ejército.

En Ramsis, el humo de neumáticos quemados formando barricadas era visible a distancia. Más de cerca las piedras volando. En total, entodo El Cairo han fallecido 25 personas entre enfrentamientos entre los pro y contra Morsi, aunque el Ejército no para de repetir en las radios nacionales que tiene la situación
controlada.

Al Sisi, el general protagonista tras Sadat de la jornada, respondía a última hora de la noche veladamente.
“El Ejército es como las pirámides, no se rompe, no se divide y aguanta como ellas. Los soldados podemos morir, pero no lloren por nosotros, lo hacemos felices porque sabemos que el pueblo egipcio nos apoya. Nosotros defenderemos los derechos de nuestro pueblo”. Sus últimas palabras, en referencia a los
mártires del 73 y el agradecimiento a los países que les apoyaron. “Nunca olvidamos a los que nos apoyan ni a los que están contra nosotros. Egipto dará cuenta de todos ellos”.

CRÓNICA: "Me sentía como en una pesadilla"

Mujer ofreciendo flores a los soldados
Difícil encontrar en Tahrir, o en los alrededores del Palacio Presidencial, donde también transcurre el
otro gran epicentro festivo, una opinión diferente. Portando una foto de Al Sisi (jefe de las Fuerzas Armadas
de Egipto) en el que se le compara con Nasser o Sadat, unodelos souvenirsmás cotizados hoy por las calles de El Cairo, Louis Asis Tadrus, veterano de la guerra del 73, enseña a todos los que pasan una fotocopia que recuerda su paso por la guerra que hoy se celebra.

Louis se encontraba en la frontera con Israel cuando estalló el conflicto. Tenía 20 años. “Ahora vengo aquí a celebrar mi fiesta con mi pueblo. Fue la mejor guerra del


mundo”, grita. “El Sinaí es parte de mi cuerpo y mi sangre. Medieron dos balazos allí, pero estoy orgulloso, recuperamos no sólo la tierra que nos quitaron, sino el orgullo”, explica.

“El año pasado no vine a esta plaza como tantos otros porqueno lo sentíacomoel país por el que me había jugado la vida. En 1973 fue un musulmán egipcio el queme salvó la vida. Por aquel entonces no había distinción por religiones. Morsi nos hizo sentir a los coptos como si no fuéramos del país, por lo queme sentí profundamente triste y dolido, era una pesadilla ser cristiano. Hoy celebro que esta pesadilla ha terminado”, analiza Louis. Cerca de él, un pequeño tumulto se lanza a por una hojas: es un llamamiento que pide que Al Sisi que se presente a las elecciones generales del próximo año.

Si hay algo que llama profundamente la atención es la abrumadora mayoría de mujeres que abarrotan
el Tahrir. Son ellas las que llevan las voz cantante con lemascomo“Misr, Misr” (Egipto,Egipto) o “Egipto es un sociedad civil sin divisiones, no una sociedad fundamentalista islámica”.

Silvia R. Taberné

lunes, 30 de septiembre de 2013

Pero.., ¿y qué piensan los egipcios? (1)

Esta pregunta me la he hecho constantemente en los últimos dos años y medio. Durante este tiempo, al examinar los medios, ir a conferencias o leer comentarios en internet, he podido saber qué piensan a expertos y pseudoexpertos, periodistas y pseudoperiodistas, opiniólogos que lo mismo gritan sus ideas sobre la actualidad egipcia que sobre el último partido del Madrid-Barça.

 Sin embargo, lo que a mí me ha faltado es una lectura donde los protagonistas sean los egipcios de a pie, esos que han vivido y participado en los sucesos, esos que no han protagonizado ninguna foto ni forman parte de ninguna organización, pero que sin los que no se hubiera llegado a nada. Más pendientes del morbo, de estar durante horas a pie de una mezquita donde los de dentro y los de fuera disparan, de donde se sabe que no van a conseguir ni cifras, ni datos veraces de nadie, pero sí ‘con un poco de suerte’ una imagen con más sangre, con más morbo, con más lloros que la del día anterior, se olvidaron de sacar cinco minutos para contestar dos viejas e incaducas preguntas: qué y por qué.

 Así que me he aprovechado 'vilmente' de los egipcios y españoles que han vivido todo ello para que me comenten qué ha pasado. Aviso para el que no quiera seguir leyendo. A pesar de hablar con más de 10 personas y buscarlos adrede,  no he encontrado a nadie conteste a mis preguntas y rompa una lanza a favor de los Hermanos Musulmanes. Por supuesto cada uno cuenta la película como lo ha vivido, por lo que esto no es un ‘reflejo de la sociedad egipcia’, ni nada por el estilo, solo las respuestas a ciertas preguntas que personalmente me hacía. E irán en dos post, ya que tengo contestaciones tan largas como interesantes.

Los antecedentes: Mubarak vs. Morsi

De los 51 millones de egipcios llamados a votar a mediados de junio de 2012 en sus primeras elecciones democráticas votó, según la Junta Electoral, un total de 26.420.763. De 13 candidatos que se presentaron en la primera vuelta, fueron los dos con más votos, el candidato representante del régimen de Mubarak, Ahmed Shafiq, y el de los Hermanos Musulmanes, Mohamed Morsi, los que se enfrentaron en la segunda y definitiva vuelta. Entre algunas denuncias de amaños electorales, compras de votos,  muertos que participaban y tardanza a la hora de saber los resultados, al final Morsi lograba una doblemente histórica victoria: con un 51,73% de los votos (13.230.131), contra el 48,27% de los votos (12.347.380) conseguidos por el general y ex primer ministro Ahmed Shafiq, Morsi conseguía aupar a la Hermandad de la clandestinidad más o menos tolerada a la presidencia del país y era el primer presidente elegido democráticamente.

Pero un año después de que Morsi asegurase ser “el presidente de todos los egipcios” ni imponer un ideario islamista, parece que no consiguió su objetivo. “Uno de los principales problemas es que prácticamente no hay diferencias entre el gobierno de Mubarak y el de Morsi”, explica Mohamed Bakr, cairota y guía turístico.

Mahmoud Yacoub, estudiante de Filología Hispánica, concreta más: “Basta decir que el primer gobierno formado en la era de Morsi incluía muchos rostros del partido de Mubarak, ese mal llamado Partido Nacional Democrático, y además, cuando hizo remodelación de gobierno, trajo personajes que no han logrado hacer ningún desarrollo favorable en la vida cotidiana del ciudadano”. Entre ellos, cabe destacar Ahmed Zaki Abdeen ministro de Desarrollo local y Mahmoud Balbaa ministro de Energía y Electricidad. Además, Yacoub y otros participantes en las manifestaciones del 25 de enero recuerdan la absolución de seis de los ex altos cargos policiales directamente relacionados con la represión a los participantes en aquellas fechas, así como los ‘delitos prescritos por corrupción’ de los hijos de Mubarak, Alaa y Gamal.

Problemas que siguen sin solución

“Sabíamos que Morsi o cualquier otro que saliera como presidente no tendría una varita mágica para solucionar todos los problemas del país”, relata Semsem Español, también implicada en el sector turístico como miles de egipcios. Tanto ella como Mohamed Bakr llegan a la misma lista de problemas: “Los problemas con Morsi aumentaron. Seguían las protestas tras sus decisiones legales, como por ejemplo tras la nueva Constitución, y la seguridad fue a peor. La situación económica es desastrosa y esto también tiene que ver con la seguridad y la estabilidad. Muchos egipcios trabajan en el sector turístico y la falta de estos factores han hecho que miles de familias no tengan para comer, las agencias turísticas cierren o estén en peligro de ello. Y además siguen los problemas de gas y electricidad”, añade.

El peligro del colapso y bancarrota económico no es el único que sigue atenazando Egipto. Muchos esperaban ese pacto entre todos los agentes y partidos para salir adelante, los mismos que ahora  acusan a Morsi de apropiarse de más poder del que le correspondía. “Los principales fracasos de esta etapa sólo se pueden definir como escandalosos y vergonzosos. Desde el principio ha buscado amasar el máximo poder ejecutivo, legislativo y judicial en sus manos. Entre ellos los más notables es el decretazo del 22 de noviembre de 2012 [por el que Morsi se concedía plena inmunidad y capacidad de hacer y deshacer ‘por el bien del país’, cosa bastante vaga]; también está el tema de su papel bastante nulo respecto a la causa del Nilo con Etiopia… pero el fracaso más desastroso es dejar el  país dividido, lo que NUNCA ha sucedido desde la unificación de Egipto. Y por si eso fuera poco, ha utilizado la religión para hacer esta división”, señala tajante Yacoub. Tampoco se olvidan muchos de comentar la nueva Constitución, aprobada sólo por un 33% de los egipcios y con "muchos artículos que dejan lugar a varias interpretaciones".

A todo esto Mohamed Maher, también estudiante de español, añade un “retroceso en algunos logros en tema de derechos humanos”, entre los que se puede destacar nuevas restricciones laborales para las mujeres.



En el próximo post hablaremos sobre el papel del ejército y qué se puede esperar de los próximos comicios en Egipto.

sábado, 28 de septiembre de 2013

Movilidad exterior

Fotograma de Paul Newman en 'El Golpe'.
Como tantos otros compañeros me dispongo a guardar mis últimos bártulos en una maleta y ‘movilizarme al exterior’, que diría nuestra resoluta ministra de Empleo española.  Confieso que nunca me ha interesado el trabajo de croupier, no conozco las reglas del blackjack y mis tiros de ruleta han sido los esporádicos de alguna que otra tarde de amigos y aburrimiento en las ferias de barrio.

Todo ello me ha llevado a ser realista y ver que no estoy cualificada para llevar a cabo la clase de trabajo que, con ahínco, el gobierno de mi país se empeña en que sea el futuro de España: el macrocasino del señor Sheldon Adelson, por el que Rajoy y compañía son capaces de vender el alma, las leyes y la salud de sus ciudadanos.

Pero obstinada que es una y temiendo que el teléfono del periódico en el que he trabajado los últimos cinco años ya no suene solicitándome otra vez, yo también haré una apuesta alta: la de la ilusión de ser lo que siempre he querido, corresponsal de prensa. Trabajo que nunca he podido realizar mientras vagabundeaba por distintas redacciones en los últimos ocho años.

Para ello mi billete me llevará a Egipto, tierra que ha visto mejores momentos laborales y más estabilidad, pero que siempre ha estado y está en constante cambio, en constante lucha por quitarse la tiranía de unos y otros desde hace milenios, ya sean faraónicas, coloniales, reales, militares o islámicas, dependiendo del momento.


“Para que pueda surgir lo posible es preciso intentar una y otra vez lo imposible”, que decía Hermann Hesse. Si ese imposible no llega, por lo menos volveré con la maleta llena de experiencias, amigos, una mejora en la lengua árabe tras años estudiando y nula soltura, este blog lleno de historias y la conciencia tranquila de los que pueden decir ‘yo lo intenté’. Además, si vuelvo sin conseguirlo siempre puedo enrollar mi licenciatura, mis diplomas de idiomas, mi máster y mi orgullo y dedicarme a aparcacoches de Adelson… algo es algo.